Naturalezas muertas del siglo XXI – Miguel Piñeiro
Mercedes Rozas – Cultura – La Voz de Galicia
Un soldadito, un coche de juguete, unas canicas o un Popeye enseñando músculo son algunos de los motivos a los que Miguel Piñeiro recurre en sus obras. Este joven artista emplea iconos de su época para interpretar una realidad objetiva, reproducida con mimetismo en cuanto a las formas, aunque liberada de cualquier concepto clásico de composición. Son naturalezas muertas, pero del siglo XXI.
Hay siempre una estudiada tesis temática en su producción, que Piñeiro comunica a sus cuadros con gran sensibilidad. No hace mucho consiguió transcribir plástica y emotivamente la visión del autismo; fue un proyecto ambicioso pergeñado desde el compromiso, que plantó cara a la patología de los que viven perpetuamente en la impenetrable frontera de la ausencia. El interés de esta nueva cita reside en encontrarse con un género frecuente de la historia de la pintura, el del bodegón, sin forzar una relación directa con la tradición. Es evidente que no existe el planteamiento emocional de la serie anterior. Ahora lo que el autor pretende es reflejar, sin más, un ámbito que le rodea desde las influencias de la publicidad o la imaginería amable de lo infantil, ilustrando a través de una escenificación actual un mundo ficticio, narrado como en un cuento, donde se juega con el engaño del trampantojo técnico igual que con la apariencia real de la imagen.
Personajes reconocibles
El artista echa mano de personajes y objetos reconocibles, pero por todos los medios intenta despegarse del pasado alterando la representación de sus obras. No son cuadros al uso, ya que la unicidad total se logra con planos sucesivos que llevan a ese artificio de la perspectiva y a una nueva percepción del espacio. La táctica manejada desde la habilidad hiperrealista sorprende por la fidelidad del dibujo y la aplicación del color. Tanto uno como otro son tratados con una metodología mimada, haciendo que el celo del procedimiento conforme las veladuras, module gradualmente la luz y las sombras o dé vida al entramado espacial. Miguel Piñeiro es un virtuoso de los recursos figurativos, también de estimular la mirada del espectador.